martes, 30 de septiembre de 2008

Cómo es que te vas Salvador de la compañía si todavía hay mucho verdor

Hoy escribo. Nomás porque tenía ganas. Me desanimé porque en las últimas entradas dije, chale que pirada estás mars. Aparte nadie lo lee, pero bueno algún día le diré a toda la gente que me ve raro por escribir en clases: así de ahh claro güei, chida tu casa de campestre, a ver si luego te invito a mi casa en grecia a que veas mi premio Nobel de literatura.
Sigue soñando.

Canto enérgicamente como por veinteaba vez en el día la de café tacuba de trópico de cáncer. Pero creo que jamás me cansaré de escuchar a esos muchachos con tanto talento y tan poco sex-appeal.
Mierda, ya desconfío de mi ortografía. Pero con eso de que ya se me va el tiempo en cosas como ir al centro y ya solo encuentro tiempo para leer cuando voy en el urbano.

Qué deprimente, pero pues ya le estoy dando una mejor planeación a mi día, en la cuál también creo incluiré esto de escribir en el blog. Resulta que me despejo.

Gimnasio a la chingada hoy, estoy triste y enferma, y no tengo ni poquitas ganas de que las cuarentonas bien buenas estén viendo que nomás me hago pendeja y ni puedo correr, ni al oxxo creo yo, y eso que hay uno en cada esquina, creo quieren construir uno ya dentro de mi casa.

En fin, escribiré más seguido. Hasta lo haré un hábito. Quien quita y de ésto termino comiendo un día. No me parecería nada mal. Aunque lo que alcanzaría a comer de éste trabajo serían puros gansitos.
Y qué?
Me gustan los gansitos :)